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Importancia de la Lectoescritura

  • Foto del escritor: Claudia Jaramillo
    Claudia Jaramillo
  • 3 may 2017
  • 4 Min. de lectura

Cogito, ergo sum. René Descartes.


¿Qué es más importante, leer o escribir?

Aún en el medio en que nos desarrollamos, debemos comunicarnos de alguna forma. La era de piedra quedó atrás, plasmada de bella manera en muchos sitios, existiendo desde ésa época remota el arte. Sin embargo, en nuestros días seguimos necesitando todos de todos. Por mencionar algunos de los procesos importantes para sobrevivir son los siguientes: comer, vestir, utilizar transporte, hablar, transmitir estados de ánimo, trabajar para obtener remuneración, etc. Podemos notar que nuestras necesidades instintivas siguen latentes ahí. En nuestro ser. Preparadas para ser comunicadas a los demás. ¿Preparadas? Quizás tu mente diga sí, pero tu lengua no diga nada.


Por otro lado, nuestro lenguaje primitivo, ha sido inculcado por nuestros ascendientes y todo semejante con el cual convivimos en la vida cotidiana. En seguido término, podemos colocar a nuestros mecenas, profesores, amistades y demás que se relacionan en nuestro círculo social, los cuales siguen influyendo en nuestra vida. En otras palabras. Estamos rodeados de una red muy compleja de comunicación. Que si bien nos va, podremos comunicarnos y entendernos entre un pequeño segmento de personas y si mal nos va, simplemente tendremos una mordaza que nos impedirá comunicarnos. Los ojos pueden desorbitarse por el deseo incesante de transmitir pensamientos. Pero sencillamente no sabremos cómo. Y qué nos queda si no podemos hablar. ¡Escribir!


De ésta manera somos: seres pensantes. Que siempre tenemos ésa sedienta necesidad de comunicarnos. Es muy fácil decir frases: frases cortas, frases sin sentido, cantinflear, emitir sonidos, etc. Empero, en cierto ámbito de nuestra vida o nivel social es difícil comunicarnos de manera correcta. Pero ésta dificultad, puede convertirse en una travesía maravillosa. Sencillamente, porque contamos con una extraordinaria herramienta de comunicación, que es nuestro lenguaje, el cual está lleno de matices, variedades, tonos, etc., los cuales podemos llevar a expandir de manera incalculable o minimizarlos si así se decide.

De aquí partimos, con la gran importancia de la lectoescritura. Lectura y escritura se llevan de la mano viajando en el inmenso universo que nos rodea. Para que se entrelacen las letras en palabras, las palabras en frases, las frases en oraciones y finalmente la creación de una idea. Por tanto, nuestro propósito radica en las diversas capacidades que tenemos los humanos, de poder comunicarnos. De comunicarnos de modo oportuno y correcto, en tiempo y forma adecuada.


Éste decreto nos lleva a buscar caminos para enriquecer nuestro lenguaje. Inicia en la necesidad de transmitir pensamientos, sentimientos o inclusive dilucidar nuestra realidad, desde otra perspectiva. Nuestra vertiginosa mente se sentirá libre de ir y venir de una a otra vertiente fantástica, para aterrizar en una idea real. Démosle pues, ese pase libre para que ella viaje de vez en vez. Actuará de forma instantánea; cuando nos sea requerido argumentar algo, disputar algún tema, o simplemente emitir a viva voz, o en un trozo de papel, un estado de ánimo de la manera correcta. Gracias a la lectura, estaremos listos para atacar a esos enemigos trepidantes: la incertidumbre y la inseguridad.


Las ideas van y vienen. Entonces una gran idea que se cocina en nuestra mente, es algo precioso que debemos pescar en el momento. ¿Y cómo hacerlo? Creo que no existe un método preciso para atrapar ideas en el aire. Pero algo que sí nos ayuda en alto grado, es el hecho de poder plasmar esas ideas en papel o en algún medio digital. En ese instante tu mente, está trabajando de manera ilimitada, como un caballo salvaje que no tiene jinete que lo frene. Pero cómo canalizo ese cúmulo de ideas y conocimiento intrincado, que no sé cómo resolver. Lo único que te respalda en ese alumbramiento, es el cúmulo de conocimientos que has ido adquiriendo y la manera en que lo organizas. Tu acervo cultural. En gran parte adquirido a través de la lectura.


Cuando hayas entrado a este mundo infinito del saber de la lectura, surgirán muchas más conjeturas que las que se tenían al inicio de sumergirte en ella. Sin embargo tendrás más materia con la que trabajarás. Es cuestión de captar esas ideas que andan rondando tu mente, para realizar ese trabajo creativo que has imaginado, pero aún sigue flotando por ahí.

De esta manera tu comunicación escrita, tendrá una metodología infalible. Se te recomienda tomar algún curso de redacción y estilo, para expandir tus posibilidades exitosas de crear escritura digerible para propios y extraños. Debes tomar en cuenta, en primer lugar siempre a tu destinatario, tu lector. Porque tu finalidad siempre será el gustar y convencer, a través de la idea o argumento que has construido.


En ese momento debes reorganizar tu mente. Tu labor de documentación estará en relación a lo que desees conocer o transmitir. En la literatura existe un mar infinito de tópicos que te serán de gran utilidad para tus creaciones, por lo tanto, tus consultas al momento de la escritura serán vastas y el abanico de opciones está abierto totalmente. Quizás te toparás con alguna problemática; de elegir, cuál es mejor, cuál me conviene más, con qué literatura iniciar. Pero no hay porqué sufrir. Elegir lo clásico o universal, siempre es una excelente opción para construir tu base literaria.


En cuanto a la escritura, es un fin consecuencial, respecto a la lectura. Como se mencionó con antelación. Van de la mano tomadas las dos. Solo basta con iniciar con la buena literatura y pasado un tiempo querrás estar escribiendo tus creaciones. Plasmándolas, por que los demás entiendan la forma de reproducir de tu mente. O simplemente, por que queden grabadas en tinta tus ideologías. Asociado a esto surgirá la emoción; que por supuesto antes pasó de ser distracción, pasatiempo, o entretenimiento a una pasión.


Pongamos como ejemplo, a los que tienen escasas fuentes de comunicación: poblados rurales, cautivos, enfermos, personas con capacidades diferentes, analfabetas, etc. Pero tienen a su alcance, la fabulosa actividad de la lectoescritura. ¿A caso ellos no viven en mundos alternos y maravillosos, como los que nosotros imaginamos o creamos? La respuesta es obvia. Sí.


Podemos digerir entonces la siguiente pregunta. ¿Para quién debe ser importante practicar la lectoescritura? Para todos. Entonces debemos seguir una cita de un filósofo matemático que repara en este ensayo. Pienso, luego existo.

Según mi criterio, y ad hoc al tema debería quedar así: Leo, pienso, escribo, luego existo.

;)


 
 
 

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 - Martha Debayle.

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